CAMPEONES DE LA FE
El surf hizo su debut en los Juegos Olímpicos y el campeón mundial de 2019, Ítalo Ferreira, ganó la primera medalla de oro masculina. El deportista de 27 años utilizó las redes sociales para alabar a Dios por la victoria, repitiendo el mantra que se llevó a Japón: «di amén que viene el oro». Ferreira dijo que oró estas palabras desde su cama, a partir de las 3 de la mañana, pidiendo a Dios que le ayudara a cumplir su sueño. «¡Y aquí está! Mi nombre en la historia del surf», dijo. Para ganar el oro, Ferreira tuvo que superar condiciones desfavorables, una tormenta que obligó a los surfistas a consolidar las competencias de dos días en uno, y una tabla que se rompió en los primeros minutos de la ronda en la que obtuvo medalla de oro. Entre lágrimas, continuó: «He entrenado mucho en los últimos meses y Dios ha hecho realidad mi sueño. Solo a Dios le doy las gracias por darme la oportunidad de hacer lo que me gusta».
Proveniente de un pequeño pueblo del noreste de Brasil, Ferreira ganó su primera competencia de surf dos meses después de que su padre, un hombre que compraba pescado a los pescadores y lo revendía a los restaurantes, le comprara por primera vez una tabla de surf. Cuando Ferreira ascendió rápidamente al mundo del surf de élite, ganó suficiente dinero para comprarle a sus padres una casa en la playa. «El océano tiene mucho peso en mi vida. Empezando por mi padre, que se ganaba la vida con el mar, vendiendo pescado, y yo, haciéndolo con el surf», dijo Ferreira en un video en el que animaba a profundizar la conversación acerca del océano. «¿Un futuro sin océano? Sería terrible. Creo que el océano es un regalo especial de Dios para la gente».
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