KARL MALONE, EL CARTERO
Karl Malone dijo ante la prensa en 2005: “No van a volver a verme jugar; lo prometo”. Fue una sentencia, clara y concisa. Salió del halo de luz de la NBA, se recluyó en Salt Lake City y, a veces, en su cabaña en Alaska. La liga lo premió con el Salón de la Fama, pero ya nada lo unía con la gloria de antes. Literalmente desapareció del básquet.
Luego de 18 temporadas en Utah Jazz el anillo que lo obsesionaba. Lo había perdido dos veces ante los Chicago Bulls de Michael Jordan y compañía en el 97 y 98, y recaló en Los Ángeles Lakers, que eran tricampeones con Phil Jackson en la banca. En Utah, los Jazz comenzaban una reestructuración que incluía el retiro de su "hermano", John Stockton, y el cambio de equipo de Malone, pero en Los Ángeles se estaba forjando un súper equipo con Kobe Bryant, Shaquille O´Neal, Gary Payton y “The Mailman”.
Luego de un buen inicio de temporada (20-5), tuvo una lesión que lo alejó de las canchas por más de dos meses. La situación de los Lakers era compleja y su relación con Kobe Bryant nunca fue buena. Volvió de la lesión y encausaron al equipo. Llegaron a las finales de la NBA y cayeron ante los Detroit Pistons. En el tercer partido de esa serie tuvo un esguince de rodilla que tuvo que ser operado en el verano. A pesar del interés de San Antonio Spurs y New York Knicks, en febrero de 2005 anunció su retiro y aseguró que si tenía la suerte de entrar al Salón de la Fama quería hacerlo como un jugador de los Jazz.
La vida de Karl Malone después de la NBA
Vive de espaldas al gran circo al que le ofreció los mejores años de su vida. Estar en familia y cazar, eso es a lo que se dedica y lo hace feliz. Invierte en cualquier negocio que algún familiar decida emprender -como el restaurant de su esposa Kay-, también es propietario de una cadena de comida rápida y de concesionarios de autos; se cree que da trabajo a 400 personas en el área de Salt Lake City. Y aunque prefiere dejar todo en manos de sus contadores, hay una inversión que sí sigue de cerca y es una de sus pasiones; su negocio de habanos y ron importados de república dominicana.
"Hace tiempo que las conversaciones sobre baloncesto lo aburren y ya no recuerda cuándo fue la última vez que se calzó unas zapatillas bajo una canasta. Su ausencia voluntaria fue tan firme que los dos momentos en que hizo algún acto de presencia fueron mediáticamente exagerados, como anticipando esa necesidad de perdón. Uno, en 2007, por su papel en la promoción del programa deportivo de su materna Louisiana Tech, a la que entregó una importante donación económica, y una segunda, mucho más aparente que real, cuando en 2013 fue anunciada su incorporación al staff de los Jazz como apoyo a los hombres altos. En ambos casos, nada que no pudiera recoger un titular antes de desaparecer", dice el periodista Gonzalo Vázquez.
Qué fue de la vida de Karl Malone: habanos, rifles y "yo también era un hijo de p..."
El alero histórico de la NBA y los Jazz de Utah se alejó de los reflectores y se recluyó en su familia: caza, inversiones y un particular recibimiento para Michael Jordan y los Bulls.
Tiene siete hijos. A los diecisiete años fue padre de gemelas con una chica de su edad, Bonita Ford. Pero no tuvo un vínculo con ellas, Daryl y Cheryl Ford, hasta que cumplieron 17 años. Un poco más oscura fue la historia de otro de sus hijos, Demetress Bell. Karl Malone tenía 20 años y Gloria Bell apenas 13 años cuando quedó embarazada. Malone no quiso saber nada con madre e hijo hasta que los abogados intervinieron.
En 2014 Malone decidió presentarse en la casa de su hijo y conversar un largo rato. A partir de ese momento el vínculo ha sido mucho más cercano y cotidiano.
Pertenece a la Asociación Nacional del Rifle (NRA), de cuyo comité rector formó parte como buen republicano. La caza lo llena, dice que le permite pensar y relajar la mente en la soledad de parajes típicos la América profunda.
Fuente: TyCSports
No hay comentarios.:
Publicar un comentario